A mi me cuesta tomarle fotos a la gente que anda por la calle. Hay fotografías que me encantan, pero yo creo que no podría hacerlas, por que me gana la timidez. Pero sentada en el Starbucks de Alcalá en Madrid, tomando un rico café, y aprovechando ese ventanal gigante, no me cuesta tanto trabajo, como que pasa uno más desapercibido, al menos es la sensación que me da.
La cantidad de gente que pasa por ahí, es enorme, además de multicultural, con lo cual es un muy buen escaparate visual.
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